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Jueves 28 de Marzo 2024

Donación de riñón, un pacto de hermandad

Foto: Sergio Juárez.

Foto: Sergio Juárez.

27 de Septiembre 2017


Paciente de insuficiencia renal llama al altruismo en órganos.

SERGIO JUÁREZ

En su cumpleaños número 37, el 2 de mayo de 2016, Verónica Germán Quezada comenzó a sentirse mal, fatiga, náuseas; al otro día su familia la llevó a un hospital, donde estuvo internada y les informaron que si pasaba la noche “era ganancia”.

Al otro día, tenía presión arterial muy alta, congestión pulmonar, anemia e insuficiencia renal, por lo que fue trasladada al Hospital General de Pachuca, donde le salvaron los pulmones porque estaban llenos de agua debido a la deficiencia de sus riñones, los cuales sólo funcionaban al cinco por ciento, de acuerdo con los informes médicos.

Por ello le informaron que lo único que se podía hacer era un transplante de riñón, y mientras, debía dializarse tres veces por semana.

Cuando su familia conoció la noticia, su hermano, Manuel Germán Quezada levantó la mano para ser el donante; sin embargo, Verónicano estuvo totalmente de acuerdo con esta decisión al inicio.

“Decía: ya estoy enferma, a mí ya no me puede pasar más, pero sí tenía mucho miedo de que a mi hermano, una persona sana, que nunca ha entrado a quirófano, pudiera tener algún problema de por vida por mi culpa”, relató.

Relató que su hermano fue el que le dio la confianza para que aceptara, ya que le repetía constantemente que todo saldría bien.

Esposa y madre de dos hijos de 17 y 18 años, recordó que su vida cambió completamente y tuvo que dejar su empleo como administradora en una empresa familiar de transporte, para estar en su casa.

Debido a sus hemodiálisis descuidó a sus hijos por tres meses ya que debía salir temprano de su hogar y regresaba hasta en la noche.

En este proceso, su esposo siempre mantuvo la fe, confianza y seguridad, “a veces ya no quería, no era fácil seguir con algo que no sabía si

era lo correcto, pero me decía: adelante, y me ayudaba; era el que me llevaba al hospital”.

“Diosito te equivocaste, no era yo; porque entraba a las hemodiálisis y era gente grande. Me sentía desquiciada, no me explico el porqué, nunca supuse que tenía esos problemas de salud”, expresó.

Su operación de transplante fue programada para el 27 de septiembre de 2016, y Verónica Germán reconoció haber tenido mucho miedo, pero justo antes los médicos le dijeron que no iba a sentir nada, no lo creyó, pero así fue.

Después de ser dada de alta y tras una semana de la intervención, Verónica recordó que estaba haciendo su vida casi normal.

Sin embargo, entre risas expresó que su hermano y donador, sí se sentía muy mal después de la operación, ya que nunca había entrado a un hospital, “tenía muchos achaques y dolores, verlo era difícil porque sí sentía muy mal, ya después lo fue superando”.

“No podía estar tranquilo viendo a mi hermana que sufría y tenía un problema grave, entonces cuando dijeron que la única opción era donar un riñón, de inmediato dije: yo como hermano mayor me ofrezco ”, recordó su hermano y donador.

Manuel añadió que el proceso de análisis médicos para saber si podía ser el donante, duró aproximadamente tres meses.

No obstante, reconoció que estaba temeroso por la intervención quirúrgica, además que su esposa y sus dos hijos se espantaron mucho y entraron en pánico, pero al final le ofrecieron su apoyo total.

A un año de la operación, Verónica ofrece su testimonio para que otras personas vean que los transplantes pueden salvar vidas.

Los hermanos recibieron medallas por su valor por parte de la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH).

“Cuando uno pasa estos casos, valoras la salud, te acercas a Dios y cuando tienes estos problemas dices: lo único que vale es que todos tengamos y gocemos de salud… al recibir esta medalla, recuerdo lo que vivimos”, concluyó Germán, hermano y donador de Verónica Germán.

Gráfico: Martín Villanueva