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Reencauzar el agua

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18 de Enero 2019


Este 2019, el cuidado del agua debe ser una verdadera prioridad. El gobierno tiene un gran reto por delante, pero nosotros también debemos tomar conciencia y comenzar a modificar nuestros malos hábitos al utilizar este recurso que cada vez es más escaso

 Por Sebastián Serrano @ Revista Cambio

Durante los últimos 70 años, en México hemos despilfarrado más de la tercera parte de las reservas de agua que tenemos. Según datos de la Conagua, pasamos de 17 742 m3 por habitante por año en 1950, a 4 689 m3, y esa cantidad sigue decreciendo. En gran parte, esto se debe al desarrollo industrial y urbano del país, sostenido por un muy mal manejo del agua.

En México, vivimos 119.9 millones de habitantes, de los cuales el 66 % habita en territorios desérticos o semidesérticos, en donde hay menos disponibilidad de agua y en donde se genera el 87 % de la producción del país. Por otra parte, el desarrollo industrial y comercial llevó a que cada vez más gente abandonara el campo, y en la actualidad, 50.4 millones de mexicanos vivimos en ciudades que cada vez consumen más agua.

Según el libro El agua en México. Cauces y encauces, cuya editora principal es la nueva directora de Conagua, Blanca Jiménez, la principal fuente de agua para abastecer el campo, la industria y el 70 % del suministro de las ciudades está conformada por las reservas subterráneas de agua. Sin embargo, 40 millones de personas vivimos en zonas donde se  extrae mucha más agua de la que se recarga de forma natural; en otras palabras, estamos secando nuestros pozos.

Ya hay acuíferos sobrexplotados que representan casos críticos, empezando por la Ciudad de México y su zona metropolitana, en donde si no cuidamos nuestra reserva subterránea, no vamos a poder sacar una gota después de 2040. Pero otras zonas como la región de La Laguna (Coahuila-Durango), así como Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro también tienen una grave situación de agotamiento de las reservas acuíferas. No obstante, lo más preocupante es que no existen estudios precisos sobre el funcionamiento del agua subterránea y la verdadera disponibilidad.

En los últimos 30 años, la política del agua se ha enfocado en verla como un recurso para la producción económica, y se ha centrado en mantener la oferta en vez de regular la demanda. Incluso muchos pozos que antes se utilizaban en actividades agrícolas han cedido sus derechos con el fin de desarrollar las ciudades o el sector industrial, en muchas ocasiones manteniendo precios bajos de extracción y políticas de subsidios, que han impedido que se incentive el ahorro, la reutilización y el uso adecuado. Por ejemplo, un documento de Cartocrítica señala que la industria minera tiene el derecho de extraer casi 437 millones de m3 de agua en un año, una cantidad suficiente para cubrir las necesidades de toda la población de los estados de Baja California Sur, Colima, Campeche y Nayarit en el mismo periodo.

Contaminación un riesgo

Además de que utilizamos más agua de la que hay disponible, no se ha exigido ni mejorado la infraestructura, ni la capacidad de las plantas de tratamiento; así que las aguas negras siguen su curso hacia los ríos, que arrastran aguas inservibles y con altos niveles de toxicidad, afectando a las poblaciones por las que pasan y finalmente llegan al mar. Según información de Greenpeace, 70 % de los cuerpos de agua del país se encuentran contaminados, y durante más de 30 años la regulación de las descargas a los cuerpos de agua ha sido muy laxa.

Como señala El agua en México. Cauces y encauses: Las principales fuentes de contaminación del agua en México tienen su origen en la basura que se arroja a los sistemas de alcantarillado, a ríos y lagos; así como a las descargas de los centros urbanos, industriales y agrícolas. Se estima que en la actualidad se generan en México 431.7 m3/s (¡431 tinacos cada segundo!) de aguas residuales municipales e industriales. En el documento señalan que es necesario hacer una mayor evaluación de la contaminación descargada a los cuerpos de agua. Agrega que, si se realiza un programa concreto de tratamiento de aguas residuales, y para mejorar la eficiencia de las plantas construidas, se podría reutilizar al menos el 60 % de las aguas residuales recolectadas, y reutilizarlas a nivel industrial y en el riego. Sin embargo, es fundamental mejorar los esquemas de operación y el mantenimiento de los sistemas instalados.

Según María González del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario, no hay una verdadera regulación; quien contamina no responde. “La situación de los cuerpos de agua contaminados ha pasado de ser un desastre ecológico a una crisis social y de salud pública. Está generando enfermedad y muerte”. Me explica que a partir de los niveles de contaminación que observaron en los ríos Santiago y Lerma y el lago Chapala, alarma la calidad de agua suministrada a la población. Observaron que en las poblaciones aledañas al río Santiago, ha habido epidemias muy graves relacionadas con el agua: cáncer, insuficiencia renal, malformaciones genéticas y afectaciones a las vías respiratorias. “El gobierno es indiferente a la problemática y no está tocando a los actores que están generando esta catástrofe. Se deben centrar los focos de atención en regular la industria, modificar las normas ambientales y realizar un saneamiento adecuado en todo el país”.

¿Quién cuida el agua?

Por más que los gobiernos anteriores –de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto– declararon el agua como un asunto de prioridad nacional, llevaron a cabo pocas acciones concretas con el objetivo de demostrarlo. Incluso durante el sexenio priista, sus funciones fueron cada vez más difusas, desde que su director David Korenfeld renunció al cargo por utilizar el helicóptero de Conagua para sus viajes de fines de semana y ante el fracaso de la propuesta de Ley de Aguas, que encontró una férrea oposición de la sociedad civil. Sin embargo, Peña Nieto (mientras que estábamos distraídos viendo el Mundial de Fútbol) firmó diez decretos que modificaron los estatus de veda que existían sobre 300 cuencas hidrológicas, con el fin de permitir, de manera “limitada”, la explotación, uso o aprovechamiento del agua, incluso por parte de privados, si las autoridades lo consideran “de utilidad pública”. En otras palabras, la Conagua tendrá la posibilidad de otorgar concesiones de uso de este recurso a compañías de diversos sectores: minería, industria de bebidas, generación de energía hidroeléctrica, y hasta para extraer petróleo mediante el fracking.

Claudia Campero de la organización Food and Water Watch opina que el manejo del agua está basando en las grandes soluciones técnicas (represas, megaacueductos, drenajes profundos, megaplantas de tratamiento), detrás de las cuales hay un complejo contexto político y económico, en donde se favorece a grandes constructoras que son las únicas con la capacidad de ejecutarlos, y es ahí donde se dan los mayores casos de corrupción, porque tienen el poder económico que les da ventaja para empujar lo que les conviene.

Se trata de obras faraónicas que tardan muchos años en llevarse a cabo y terminan costado mucho más de lo que había sido presupuestado en un inicio. Un ejemplo muy claro es el Túnel Emisor Oriente (TEO), que supuestamente iba a optimizar el sistema de drenaje y evitaría inundaciones en el Valle de México. Como lo señala el informe La Comisión Nacional del Agua en los informes de la Auditoría Superior de la Federación publicado en septiembre de este año: el TEO se ha modificado en cuatro ocasiones, pasó de costar 651 401 miles de pesos en noviembre de 2008 a 1 697 991 miles de pesos en agosto de 2015, un incremento en su costo de más del 261 %. Una obra que supuestamente debía concluir y ser entregada a finales de 2012, la última fecha de compromiso para su conclusión fue el 30 de octubre de 2018, y aún seguimos esperando. El informe concluye que este proyecto ha demostrado debilidades en la planificación, retraso en la obras y servicios e incremento en su costo.

Como me explica María González, la Conagua debería promover un modelo participativo de gestión del agua; sin embargo, “la toma de decisiones participativa se lleva a cabo a través de Consejo Consultivo del Agua, organismo de participación integrado por los grandes usuarios del agua que son las grandes empresas nacionales e internacionales (mineras, automotriz, electrónica, de alimentos) y desde ahí se están tomando las decisiones”. No se puede ser juez y parte, así que han promovido un modelo en donde la prioridad no sea proteger las fuentes de agua, si no utilizarla en la producción.

Tenemos que implicarnos

Mientras que en las últimas décadas la conservación del agua ha dejado de ser una  prioridad para los gobiernos, se ha convertido en un factor de tensiones sociales y ha generado varios debates y posiciones encontradas: es una mercancía o un derecho. ¿Realmente puede ser un factor de desarrollo económico y gestionarse de forma sostenible? Finalmente, el suministro de agua se convierte cada vez más, en un factor de desigualdad social.

De acuerdo con María González, cuando hablamos del agua hablamos de vida, así que nos tiene que importar cómo la abordan las autoridades. Me explica que las organizaciones sociales de defensa del agua están cada vez más articuladas, se conocen más y trabajan de forma conjunta. “Las demandas son las mismas en todo el país: sobre concesión, privatización, sobrexplotación y contaminación”. Para ella es fundamental transitar hacia un manejo integral del agua, que tiene muchos elementos: recuperación del ciclo hidrológico, derechos humanos, respeto a la naturaleza, participación pública, etc. Con el propósito de lograrlo, considera esencial formular una nueva ley de aguas que esté acompañada por las organizaciones sociales, los pueblos y los especialistas, para evitar el riesgo de que termine beneficiando a intereses particulares y no a la población. “La participación de la gente va creciendo y eso no va a cambiar. La gente está defendiendo su agua, más allá del gobierno”.

Durante su campaña, el presidente López Obrador presentó un texto muy breve y sintético de sus propuestas ambientales (Naturamlo), donde el primer tema es el agua. Su propuesta dice que, si se quiere asegurar el derecho humano al agua, se requieren esfuerzos de conservación para proteger el recurso. Considera que se debe llevar a cabo un manejo integrado de las aguas subterráneas y de cuencas con el propósito de proteger los ecosistemas por los que circula el agua. Para lo cual propone desarrollar una nueva ley de aguas con enfoque en derechos humanos, y que tenga el objetivo de garantizar el acceso al agua. También considera posible modificar las normas en materia de calidad de agua con el fin de cumplir los estándares de la Organización Mundial de la Salud, y fortalecer el monitoreo y control de calidad para evitar riesgos al ambiente y la salud. Así sea.

Según María, la nueva administración tiene que abordar este asunto de manera diferente respecto a como se ha realizado en los últimos años. “El modelo actual ha demostrado ser obsoleto, no es ecológico, está devastando ecosistemas y cuerpos de agua, y viola los derechos humanos”.

Este es el momento de empezar a generar el cambio, estamos poniendo en riesgo la salud, la vida, la calidad de nuestros recursos y hasta el futuro productivo del país. En el 2019, el cuidado del agua debe tomarse como una verdadera prioridad, y esperamos que así lo asuma el gobierno entrante. Pero nosotros también podemos tomar conciencia y comenzar a modificar nuestros malos hábitos al utilizar este recurso que cada vez es más escaso.

Podemos empezar en casa

Con estos 10 cambios de hábitos, podrás iniciar el 2019 usando eficientemente el agua.

Revisa que no haya fugas en el baño y la cocina.

Utiliza regadera ahorradora (de 4-10 litros por minuto). Intenta ducharte en pocos minutos y cierra la llave de la regadera mientras te enjabonas o lavas el pelo.

Utiliza un sanitario ahorrador (de 4.8 litros). Un inodoro tradicional utiliza de 6 a 16 litros de agua por descarga.

No dejes el grifo abierto al lavarte los dientes o afeitarte. Con esta práctica tan habitual se derrochan hasta 30 litros por persona cada día.

Cierra la llave del agua al lavar los platos. Es mejor llenar el fregadero y lavar en ella los platos. También puedes remojar las ollas y sartenes unos minutos antes de fregarlas.

Lava las frutas y verduras en un recipiente y no bajo el grifo abierto.

Riega el césped y las plantas por la mañana o por la noche, así evitas las horas de mayor evaporación del agua.

Mientras que esperas a que salga el agua caliente, recoge la fría 
en un balde y utilízala en el inodoro.

Usa una escoba en lugar de la manguera para limpiar exteriores 
y barrer hojas.

Puedes dirigir la descarga de tu lavadora de ropa hacia un tambo; utiliza el agua para trapear, limpiar superficies o el coche.